
La última botarga o de cómo conquistar el paraíso en tres días es una historia sobre éxito y fracaso; dos opuestos que viven como hermanos siameses y cuya definición debería estar en manos de quien los vive.
Una historia de amor caricaturesca – la de Remigio por su estéreo- es el pretexto para ser arrastrados por la ciudad al lado de un outsider que opta por un éxito que para el resto del mundo significa fracaso.
Una historia de amor caricaturesca – la de Remigio por su estéreo- es el pretexto para ser arrastrados por la ciudad al lado de un outsider que opta por un éxito que para el resto del mundo significa fracaso.
Mi película es una radiografía de la resistencia. Remigio -como muchos- no digiere las definiciones socialmente aceptadas por lo que decide –como pocos- crear las suyas y vivir de acuerdo a las mismas.
Literalmente se convierte en un perro callejero de naturaleza ambulante y apariencia indeseable.
El personaje está enriquecido con la humanización de conductas tomadas de perros reales. Esto es porque después de tantas teorías acerca del hombre, sospecho que es en la observación de los animales donde podemos evidenciar el mecanismo del instinto humano.
El final –encontrar un amor de carne y hueso- es una broma que evita que la historia se convierta en una tragedia.